Almira: Nunca pensé que, a pesar de todo, pudieramos vivir en paz.
Caracol: Pues así es la vida mija, unos para `lante y otros pa`tras. Pero bueno al fin, todos sentados en la banca del cielo esperando ser escogidos por Diosito para jugarse el chance de ganar el partido.
Y Caracol se sentó en los regazos de Almira y miró para arriba gimiendo de la vejez que tenía que cargar, y repitió susurrando:
-El chance de ganar el partido-.
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